
Mujer ante espejo-Pablo Picasso
Justificación de la mediocridad y ausencia de la autoestima en el plano laboral
Para ti que también has sentido la envidia;
La mayoría de las personas están marcadas por una competitividad que en su mayoría solo resulta saciable a través de la devastación de toda la fauna del ecosistema.
Este fenómeno se presenta en diversos escenarios sociales, sería como una especie de proyección ambiciosa que deriva de las entrañas de la conciencia podrida de estos sujetos. Así es que, para la mayoría de las personas, la competencia se erige como un objetivo superior, constituyéndose como aspecto esencial en la personalidad de estas personas. Para visualizar ese deseo animal latente en profundidad, podríamos imaginar una especie de cadena alimenticia en la cual lo único que importa es saciar esa hambre voraz carente de toda pretensión moral,proyectando así un deseo de progreso arrasador.
Ese deseo de progreso arrasador se desgaja en maneras poco éticas que hacen que la escalada hacia el éxito aplane la pendiente.
¿Son estas conclusiones una manera de encubrir mi mediocridad y justificar mi falsa humildad? ¿O realmente estoy intentando recorrer la pendiente?
"Juzgamos bajo el pretexto de la justificación y eso también es humano aunque una ética hipócrita quiera hacerlo ver como algo propio de una ética podrida".
EXPLICACIÓN:
¿Realmente quiero justicia o solo enmascaro mi mediocridad?
La mayoría de las personas vive atrapada en una lógica de competencia feroz. Pareciera que solo se sienten realizadas si logran posicionarse por encima de los demás. Este deseo de destacar no surge necesariamente del esfuerzo o la pasión, sino de una necesidad de devorar al entorno para afirmarse a sí mismos. Como si solo pudieran existir si logran anular al resto.
Imaginemos una cadena alimenticia: en lugar de colaboración, hay instinto; en lugar de humanidad, hambre de poder. Esa búsqueda de progreso no tiene freno moral: se arrasa con todo, incluso con los propios valores, con tal de llegar.
Y acá aparece la verdadera pregunta que me carcome:
¿Estoy señalando esto porque realmente me duele el sistema en el que vivimos?
¿O es una manera elegante de justificar mi falta de logros?
¿Estoy siendo valiente al cuestionar esta lógica… o solo estoy disfrazando mi frustración con una falsa humildad?
Porque a veces es más fácil decir "yo no juego ese juego porque es injusto", que admitir: "lo intenté, pero no gané".
Y sin embargo… hay una parte de mí que sigue subiendo la pendiente, sin atajos, sin trampas. Quizás lento, quizás con dudas, pero con la intención real de no venderme por la velocidad.

¿Quiénes son los héroes?
Felicidad en lo ajeno.
Alguna vez he cuestionado si realmente la proyección de ideales y valores de una persona -que se encuentra envuelta en un ambiente caracterizado por la ausencia de autoestima- que han motivado sus acciones -tildadas de bondadosas por sus receptores- han sido producto de la ausencia de reconocimiento de la misma en el plano social.. Realmente, ¿cuál es el bien que trata de realizar y por qué se empeña en esconderse?. ¿Ello es realmente una necesidad de reconocimiento por la sociedad? ¿o solo trata de buscar un aliciente que le permita aceptarse por medio de un personaje idealizado? ¿O es una mezcla entre ambos?
En este contexto, ni siquiera parece altruismo, pues lejos de serlo, simplemente es la única manera de tratar de encajar en el plano de puntillas, sin ser juzgada por lo qué es, sino por lo que hace. De esta manera, el fenómeno de la salvación radica en la búsqueda de la felicidad ajena, adornada bajo pretextos altruistas, cuando realmente, es la carencia de lo primero, lo que sustenta todo un artificio de acciones moralmente idealizadas por quién las realiza.
En consecuencia, si algún bien tratas de hacer, hazlo desde tú nombre.
"No me salves, quiero salvarte antes de morir. Déjame salvarte, para salvarme yo después, porque estoy andando en círculos y no encuentro el camino hacia la felicidad".
Explicación: Reflexión existencial sobre el verdadero motivo que puede haber detrás de ciertas acciones “bondadosas” o “altruistas”, pero que, vistas desde una óptica más cruda, podrían ser solo un disfraz, una estrategia inconsciente para sobrevivir emocionalmente.
Inspiración:
Emil Cioran
Fernando Pessoa
Añadir comentario
Comentarios
En cuanto al texto que has escrito, quizá soy yo que después de tantos años he terminado viendo todo desde una perspectiva más alejada de la propia humanidad, pero a la vez creo que es cómo de verdad debería ser. Me refiero a que a una de las cosas que mencionas al final, sobre el fin de tu existencia, parece que nuestro "fin" es simplemente existir, tal como podamos. Digo, vivir según los medios que consigamos, aceptar lo que tenemos y, si quieres, ser ambicioso, aunque sin llegar a devorar el mundo a tu paso. Porque tampoco puedes existir sin un egoísmo propio o una ambición a tener más de lo que tienes, somos humanos, es parte de la naturaleza
Hoy mientras paseaba por el campo lo he estado pensando, que yo hace años sentía que si no me controlaba podría llegar a calcinar todo y a todos a mi paso, como tú lo has definido, un deseo animal, que más que competencia, era pura vanidad, cosa de la que me he desprendido con los años en mucha medida, aunque sé que aún tengo bastante
El punto es, que ahora que soy más tranquilo y me doy cuenta de eso mismo que tú dices, tampoco se puede evitar pensar que aquellos que se han quitado esa carga de ser un egocéntrico y narcisista (sobre todo sin merecerlo) seamos mejores que ellos
Va en contra de mi concepto propio de humildad.